Si hay una fecha verdaderamente especial y emotiva en esta época del año ésa es el día 1, en que celebramos el Día de Todos los Santos y el día 2 De los fieles difuntos. Días para recordar y honrar a nuestros seres queridos que ya no están entre nosotros.
Venerando a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico... a ellos, santos anónimos, que hemos tratado en persona, que en las pequeñas cosas de cada día hicieron el bien sembrando paz y amor a su alrededor. Modelos a imitar por su comportamiento humilde, sacrificado, generoso...Estrellas que iluminan el Cielo, porque ya alcanzaron la vida eterna.
Como toda festividad, ésta también lleva asociada su lado gastronómico con dulces bonitos muy distintos a los de otras fiestas mundanas... y lo más curioso es que cada vez somos más los que alguna vez nos dejamos arrastrar y preparamos recetas que echan para atrás...sólo con verlas. Puede que sea divertido...pero
...lo ideal es impulsar y propagar nuestras recetas tradicionales (con las que, yo por lo menos, sí que me siento identificada). Disponemos de buñuelos, huesos de santo, castañas y batatas asadas, panellets, borrachines, gachas, etc, etc.... En España se conserva la receta de los buñuelos de viento desde la época de Felipe II, cuyo cocinero real los preparaba, aunque dicen que la tradición se remonta a mucho antes, con los moriscos.
INGREDIENTES:
-125 grs. de harina
-4 huevos
-150 ml. de agua
-100 ml. de leche
-1 cucharadita de azúcar
-1 pizca de sal
-90 grs. de mantequilla
-1 cucharadita rasa de levadura química (Royal)
-2 gotitas de esencia de almendra (opcional)
PREPARACIÓN:
Es muy sencillo, en un cazo al fuego se pone la leche, agua, mantequilla, azúcar y sal. Cuando hierva volcar la harina (que tendremos tamizada junto con la levadura) y mezclar bien, hasta que la masa se desprenda de las paredes del cazo.
Apartar del fuego y echar un huevo (yo los he batido antes un poquitín) removiendo fuerte. Sólo cuando esté integrado seguimos añadiendo el siguiente, volviendo a mezclar e integrar por completo. Aromatizar con las dos gotitas de esencia de almendras y remover.
Nos quedará una masa cremosa y suave.
Vamos cogiendo porciones de masa con una cuchara y ayudándonos con otra vamos haciendo bolitas que freímos en aceite caliente. Sacamos cuando estén doradas y las dejamos escurrir sobre un plato con papel de cocina.
Por último, rebozar los buñuelos en azúcar. También se pueden rellenar (una vez que estén fríos) haciendo un pequeño corte e introduciendo la crema elegida con la manga pastelera.
¡Son deliciosos!